...¡Me Llamo Romeo!

Había comido de mas, había comprado de más y de castigo me habia auto-impuesto una caminata desde el centro comercial hasta mi casa que no queda muy lejos pero tampoco muy cerca, así que a eso de las 11:40 de la mañana, con el sol en medio del firmamento, mis audífonos y un buen play list me encaminé hacia mi casa...entonces comenzó la travesía, tenia que andar lo suficientemente rápido como para sentir que nadie me alcanzaba, no parecer  nerviosa porque creerían que en el bolso habría algo valioso, tenia que ignorar el calor sofocante y como plus aguantar los piropos de los vendedores ambulantes:  el primero fue suave un simple "pss pss mamí" me espero en la primera esquina luego de dejar a mis amigos en la parada del bus, luego seguí caminando y escuche de todo un poco el mas grotesco fue emitido por un vendedor ambulante de aguacates el cual no pienso siquiera repetir pero sin duda el mas cómico de todos fue el de un albañil, iba yo a menos de 2 cuadras cuando de una construcción vecina un grupo de hombres nada agraciados, sudados y en oberol salieron a refrescarse bajo un álbor enfrente, justo en la acera donde muy alegremente yo caminaba, así que cuando pase a su lado uno de ellos me tiro un sobrero a los pies, no se aun que pretendía con ese gesto ¿que bailase? ¿que se lo recogiera?, yo por mi parte lo esquive haciendo un sig-zag  mientras escuchaba el piropo mas "poético" y original del mundo: " Holaa Me llamo Romeoo"  me grito uno de los albañiles muy animado al ver mi reacción frente al sombrero y no me pude resistir, solté una carcajada a la que se unieron las de los 4 hombres que dejaba detrás de mi rápidamente. Llegué a mi casa cansada, sudada, con un anillo nuevo y la risa a flor de lengua de ver que  todavía puedo levantar piropos en la calle, como toda mujer. En Colombia los hombres tienen la facultad de que no importales que linda, que fea, que gorda, que vieja que joven seas siempre siempre siempre que vallas caminado contaras con algún par de ojos pervertidos y alguna palabra jocosa por parte de algún fulano que muchas de las veces te sacaran algo mas que una carcajada.